viernes, 14 de diciembre de 2007

Galardón

El Ex-vice se levantó, sacudió el polvo dorado de su traje y miró hacia atrás: venía, arrolladora, Indiferencia. Echó a correr despavorido, al recordar que varios años antes esa dama oleaginosa, de barrena y ojos de codicia, vestida de indolencia había perforado hasta los más leves y supuestos intentos del trono por congraciarse con el equilibrio. El hombre era entonces un fiel del todopoderoso, que iba por puntos cardinales esparciendo lamentos aerobios o aplaudiendo los pactos posfechados de su jefe. El día en que éste descendió del solio, el Ex-vice oxigenó su sueño anestesiado en brillos de voracidad: fue por el mundo pregonando que el infierno estaba en todas partes.

Macondo Global, la aldea más grande del planeta y la última que visitó, lo recibió al ruido de bombos y platillos cibernéticos. Las gentes, que habían contratado a los hombres más sabios en asuntos de transmutación, dispusieron una larga pasarela que parecía conectarse al infinito y la regaron con el polvo dorado obtenido de sus pertenencias. A un sol de mediodía jamás sentido en la aldea, la gente fue acatando el calor atizado a cada paso del Ex-vice. Pero en menos de lo que asume su destino el colectivo humano, comprendió que el Ilustre Entendimiento que perseveraba en risas y comedimientos, no era más que la alharaca mundana de quien soñaba poder hacer no habiendo hecho cuando pudo.

Creyendo aún que Macondo Global era un termómetro a punto de explotar al calor de los vítores de ingenuidad, el Ex-vice se detuvo. Se arrodilló, juntó las manos y agradeció al Todopoderoso el haberle iluminado. Se levantó, sacudió las impurezas de su traje y miró hacia atrás: no había nadie. Desde lejos llegaban apenas los murmullos del trabajo cotidiano. Fue entonces cuando el hombre inició espantado la veloz carrera, como buscando escapar a las banalidades del mundo.

No hacía ningún gesto de fatiga cuando llegó al infinito. Por el contrario, avivaba su rostro la sonrisa dentífrica de la pasarela. La misma que venía de esparcir calores en el planisferio y que había de ensancharse en metales polutos luego del torrente de aplausos que el Ex-vice halló entreverado en la Organización de Simulacros Ladinos para la Oscuridad.
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